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Arquitectos: Ansede Quintáns, arquitectos
- Área: 400 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Luis Díaz Díaz
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Proveedores: Galparquet, MARAZZI, Segundo Rey, Technal
Descripción enviada por el equipo del proyecto. La rehabilitación transforma unas oficinas en apartamentos. La principal característica del inmueble era que poseía gran altura, casi cuatro metros, un amplio ventanal hacia la calle y ninguna fachada hacia la parte de atrás del local, con gran profundidad.
El espacio se distribuye en cuatro apartamentos. Todos ellos poseen un gran espacio de salón, comedor y cocina, y dos de ellos tienen además un dormitorio independiente. En las zonas de entrada, más alejadas de fachada se disponen además zonas de almacenamiento, lavanderías, armarios y baños. En dos de los apartamentos de construyen altillos sobre la zona de comedor y cocina y en los otros dos una zona elevada de dormitorio para separar ambientalmente la zona de descanso.
En ambos casos el objetivo de este baile de alturas, además de la creación de zonas de almacenamiento y otros usos, es apreciar realmente la gran altura de los salones y parte de las zonas de entrada de casi cuatro metros de altura. La gran altura se aprecia más en contraste con la altura de uno mismo en espacios bajos, cuando no hay referencias de la escala propia las dimensiones se pierden y esa sensación de libertad es menor.
Para ello creamos, además de los cambios de nivel, cambios también en los materiales de revestimiento a partir de los dos metros y veinte centímetros, la altura bajo los altillos. Así, en los salones, a partir de esa altura, hemos revestido todo con tableros rechapados en madera de sicomoro con tapajuntas de madera maciza de castaño paredes y techo, a modo de interpretación de un artesonado. Resaltando el valor del techo en esas zonas.
Los altillos y medias alturas se construyen con estructura de madera de castaño laminada, y los suelos de los mismos son de madera maciza de castaño.
Los zócalos, de dos metros y veinte centímetros, se construyen con tableros de madera cemento. Las zonas de entrada son de tableros de cartón-yeso pintados en blanco. En el encuentro entre estas zonas blancas y las zonas de salón totalmente revestidas van apareciendo todos los materiales, en cada apartamento de una forma.
Las zonas de entrada, más oscuras, demandaban más luz y el inmenso espacio de los salones demandaba más textura y materiales que provocasen una mayor sensación de abrigo y confort.
Todo se completa con una iluminación cálida e íntima, mediante apliques de pared, y focos que iluminan indirectamente a través de la iluminación del techo.
Las cocinas se integran en las zonas de día, con materiales similares para resaltar la unidad de ese espacio.